martes, 3 de noviembre de 2009

LA PARREÑA Y MAITE OLIVARES, TRIUNFAN ROTUNDAMENTE EN EL FESTIVAL DE ARTE FLAMENCO, QUE CERRÓ EL VI OTOÑO FLAMENCO DE FUENTE DE CANTOS.





LA PARREÑA Y MAITE OLIVARES, TRIUNFAN ROTUNDAMENTE EN EL FESTIVAL DE ARTE FLAMENCO, QUE CERRÓ EL VI OTOÑO FLAMENCO DE FUENTE DE CANTOS.
EL Festival de Arte flamenco que cerró, como broche de oro, el VI Otoño Flamenco de Fuente de Cantos, tuvo dos triunfadoras indiscutibles: Maite Olivares en el cante y Carmen “La Parreña” en el baile. Globalmente el Festival mereció una calificación de notable por su armonía y diversidad, resultando una muestra completa y amena del mejor flamenco.
Abrió el Festival, el cantaor fuentecanteño, afincado en Madrid hace muchos años, Rafael “El Extremeño” que acompañado por el guitarrista, también local, Domingo Díaz, que como siempre tocó sobrio y ajustado, comenzó su actuación por dos estilos no muy habituales en él: alegrías y bulerías. Siguió después por una serie de fandangos, ya en pié como él acostumbra y remató con una milonga en recuerdo a Pepe Aznalcollar, “Las memorias del cante”, por la que fue muy aplaudido.
En el cante, a petición propia, intervino, después del primer baile de La Parreña, Curro Malena, acompañado de su hijo Antonio Malena y de las palmas de sus otros hijos, ajustados y subordinados al cante del patriarca. Comenzó haciendo una farruca muy musical y personal y después entró de lleno en su fuerte, el cante por soleá y por siguiriyas, brillando especialmente en estas ultimas. Remató con unas bulerías netamente lebrijanas y ahí brillaron con él sus hijos en el acompañamiento. Curro que es muy querido y se le esperaba con expectación en Fuente de Cantos, ha perdido parte de esa gran fuerza tan característica que tenía y ha ganado en serenidad, aunque claro está acusa en su cante las secuelas de esa cornada vascular que recibió hace unos años. El público en pié aplaudió su pundonor y honradez.
Y después del segundo baile de La Parreña, llegó Maite Olivares, que tomaba la confirmación ,en el cante, en esta plaza, sorprendiendo gratamente al respetable, abriendo su actuación con una malagueña de la Peñaranda y otra de Enrique El Mellizo, rematadas con rondeña y como postre, con un brillantísimo fandango de Pérez de Guzmán. La noche se había puesto cara con el baile de La Parreña y volvió a subir de cachet con Maite Olivares, que siguió paseándose a compás por Cantiñas de Cádiz y de Córdoba, con la guitarra de Juan Vargas, muy en armonía con la bailaora-cantaora, ya que se conocen de antiguo de muchas colaboraciones. Interpretó después la caña, completa, con macho y solea y terminó por tientos-tango, en los que al final se acordó de su ciudad natal Badajoz, sonando muy bien por los sones de la Plaza Alta. Sorprendió Maite Olivares, una desconocida en el cante por estos lares, con su empaque, su perfecta dicción y su dominio de la voz. Cuando gane más confianza y se le olvide esa didáctica que de forma obligada, tiene todavía muy presente, va a ser tan excelente cantando como lo es bailando, como demostró en el fin de fiestas. El público la aplaudió en pié largamente junto a Juan Vargas, que estuvo muy brillante en todos los toques y especialmente por tangos en los que nos recordó que su familia es la depositaria de nuestro toque extremeño actual.
La otra triunfadora indudable de la noche fue Carmen “La Parreña”, que se presentaba también por primera vez en Fuente de Cantos, con un cuadro compuesto por Juan Vargas y Juanma Moreno en el toque , que estuvieron sobrados de compás y armonía y en el cante por su marido Paulo Molina y Nuria Clavería. La Parreña, hizo en su primer baile una zambra, muy racial, con gran fuerza, acompañada de su marido en pié, recordando muchas veces esas estampas flamencas que montaron los geniales Manolo caracol y Lola Flores. Hizo un segundo baile por soleá, también con gran fuerza, e igualmente recibió el cálido y largo aplauso del púbico que en el fin fiesta por bulerías, los despidió a todos de pié. La Parreña demostró con sus pocos años que tiene, gracia en las manos, fuerza en los pies y una tremenda personalidad que la hace distinguible, con sello propio. Si sigue estudiando y con esa progresión se convertirá en una gran bailaora.
Y después como siempre en este Otoño Flamenco, el ratito flamenco en la peña, ya relajados, en el que la gitanita maña, Nuria Claveria, convertida en extremeña por su emparejamiento con uno de los Fatigas de Almendralejo, destapó el tarro de sus esencias con su voz flamenquísima y Juanma Moreno nos recordó que tiene hechuras para el cante, aunque lo suyo sea el toque: ojo al dato con este cacereño de Carcaboso, que por su compás merecía haber nacido en Jerez.
Y hasta el año que viene. Porque ahora …. viene el invierno.

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