lunes, 16 de febrero de 2009

Enrique Morente: "Para hacer flamenco no hay que ser sufrido"


Enrique Morente: "Para hacer flamenco no hay que ser sufrido"
A los 66 años, es considerado uno de los mejores cantaores del mundo. Iconoclasta, nunca un purista: ha fusionado flamenco con rock, ha musicalizado a Lope de Vega y Nicolás Guillén, ha evitado siempre los clichés. Este mes y el próximo estará de visita como protagonista del Festival de Flamenco cordobés y la primera Bienal del género de Buenos Aires.
El flamenco siempre ha estado en una especie de gueto, es un ambiente un tanto cerrado, y eso siempre me angustió bastante, porque nunca hacía las cosas bien y a gusto de las exigencias de los conservadores. Tal vez de ahí venga mi rebeldía, mi afán de dialogar con otras músicas".El que habla -vía telefónica, desde Madrid-, es Enrique Morente, considerado uno de los mejores cantaores de flamenco. Un hombre que, para los puristas del género, ha cometido sacrilegios tales como utilizar en coplas de cante a poetas como Miguel Hernández, Lope de Vega, Nicolás Guillén, San Juan de la Cruz. Esta semana, Morente está llegando a la Argentina para mostrar su máxima osadía: Omega, un disco que grabó en 1996 junto al grupo de rock alternativo Lagartija Nick.Ahí musicaliza poemas de Federico García Lorca y versiona canciones de Leonard Cohen. "Todo empezó por Leonard Cohen, cuando me di cuenta de que Take this Waltz era una adaptación del Pequeño vals vienés, de Lorca. El es un lorquiano tremendo, que hasta ha llamado Lorca a su hija. Gracias a él me metí con Poeta en Nueva York, que es muy difícil de musicalizar. Será una emoción fuerte hacer Omega en la Avenida de Mayo, donde están el teatro Avenida, el café Tortoni, el hotel Castelar, donde se hospedó García Lorca. Me hubiera gustado presentarlo hace diez años, pero nunca es tarde si la dicha es buena".Omega fue muy celebrado y también reafirmó a los antimorentianos, se lee en un sitio dedicado a su obra. "Bueno -se ríe él-, el camino no ha sido de rosas, hubo kilómetros bastante duros, y no sólo por Omega. Pero este disco ha ganado una serie de partidarios de mi trabajo, y muchas personas que no eran aficionadas al flamenco se han hecho fanáticas. Es un trabajo con mucha expresión flamenca, no es una fusión comercial, sino que está hecho con sinceridad y de corazón".Morente nació hace 66 años en Granada, en Albaicín ("un barrio obrero, algo así como La Boca"), inmerso en un habitat teñido por el flamenco: "Quién más, quién menos, todos cantaban. De ahí nace el cante: de oír a la gente de tu pueblo, en las tabernas, en las calles, en las fiestas familiares". Empezó a aprender como seise en el coro de la catedral de la ciudad, y después con grandes maestros como Aurelio de Cádiz. En la adolescencia partió hacia Madrid, donde fue tornero y albañil hasta lograr consolidarse en el tablao Zambra, cerca de la Cibeles. Tenía 25 años.A partir de entonces, su figura fue creciendo y no se limitó a quedarse en los tablaos: a la par que crecía su fama internacional, Morente participó en las puestas en escena de varias obras de teatro -casi todas de tema andaluz o tragedias griegas- y compuso música de series y películas. "Yo -explica- me eduqué enfrente de un colegio de pago. Tal vez por ese complejo he ido buscando la cultura y el conocimiento. No me gusta la imagen del flamenco que va pregonando la ignorancia".Por eso también incorporó al cante a los grandes poetas, influido por Paco Ibáñez: "El -recuerda- representaba a la izquierda, a la lucha contra el fascismo, y musicalizó muy bien a los poetas españoles. Lo admiro mucho, como también a Serrat y a mi amigo y hermano Joaquín Sabina". ¿Y el flamenco? ¿No fue un bastión de resistencia al franquismo? "No, éramos apenas dos o tres los flamencos que teníamos conciencia política. Y yo tampoco puedo enseñar un historial de mártir".Siempre fue en contra de los clichés del flamenco. "Nunca me ha gustado la etiqueta que dice que para cantar flamenco hay que ser sufrido. La vida es sufrida para todos y alegre para todos. Es verdad que es un género en el que el sentimiento y el quejido tienen que predominar. Pero en todas las músicas tiene que estar el sentimiento. Si no, no hay arte", dice. A la vez, también lucha contra la idea de que con el sentimiento alcanza: "Esa etiqueta tampoco me gusta. Este es un género que necesita muchas horas, mucha entrega, y se aprende muy tarde, luego de mucho trabajo. Se dice que es una música que viene del pueblo, y es bien cierto. Pero para hacerlo bien requiere dedicación. Es un género de profesionales".

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