viernes, 10 de abril de 2009

El lirismo popular de la saeta

(Eldiadecordoba.es)


El lirismo popular de la saeta
Entre los elementos protagonistas de la Semana Santa, uno de los más relevantes es la saeta, un cante extremadamente complejo en el que prevalece el hecho artistico.

La saeta vuelve a ser el testimonio flamenco de la Semana Santa, protagonizando momentos irrepetibles de cante en la calle, al encuentro de cualquier paso procesional. Y con la saeta flamenca y su mensaje se vuelve a constatar el laicismo al que apuntaba Cansinos Assens en su libro La copla andaluza (1936); la asimilación de la simbología católica por parte del pueblo andaluz en la que ve representada su propio drama y tragedia, el Cristo/hombre y la Virgen/mujer a la que se canta de manera desgarrada, con la paradoja de un llamativo barroquismo melódico como anclaje. Aunque el origen de la saeta se encuentre en las campañas misioneras de franciscanos y capuchinos por distintas localidades de Andalucía, su evolución hacia un estilo más del repertorio flamenco desnaturaliza su razón de ser primigenia: "Vivir mal, y acabar bien, ¿cómo lo has de conseguir? Pues, cual la vida, es la muerte, si mal vives ¡ay de ti!". El mensaje misionero y de apostolado se olvida y surge con el flamenco un lirismo popular que pretende otros objetivos, como bien apuntara en 1880 Antonio Álvarez Machado Demófilo, el padre de los poetas Antonio y Manuel Machado: "Sin poderlo remediar, he pensado a veces si no serán las saetas, al par que flechazos a los fieles, verdaderas pullas a los cofrades, cuyo único empeño parece ser el de que su hermandad respectiva aventaje en brillo y esplendor a las otras hermandades (…) De las alas de un mosquito / Cortó la Virgen un manto / Y le salió tan bonito / Que lo estreno el Jueves Santo / Para el entierro de Cristo". La fecha en la que escribe Demófilo corresponde a los albores del flamenco como género artístico que va estructurándose en distintos estilos y modalidades. La saeta evoluciona partiendo de los cantes por seguiriyas, martinetes, tonás y carceleras como ejes principales, aun sin perder reminiscencias melódicas de las saetas de origen popular. En la saeta flamenca prevalece el hecho artístico sobre el religioso, la intención y expresión musical sobre el contenido, el mensaje. Cante extremadamente complejo al tener que ser cantado sin base instrumental que acomode tonalidades, siendo de corrido todo su desarrollo y exposición. Y entre los saeteros hay que distinguir los de naturaleza y formación estrictamente flamenca de quienes sólo se limitan a cantar saetas basándose en el conocimiento de la estructura del estilo y con una textura y proyección de voz distante de la que entendemos como flamenca. Es habitual escuchar a saeteros y saeteras a los que en cambio nada une al flamenco. Es la dualidad que presenta este cante, la de los intérpretes que captan la atención del aficionado junto a otros que acaparan el interés solamente -entre otros detalles- por grandilocuencia sonora, sin la pigmentación expresiva y estética que sentimos y definimos como flamenca.

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